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Cuando te embarcas en la aventura de escribir una novela, piensas en el final como el momento más apoteósico. Sientes que cierras una etapa y te despides de unos personajes que han estado contigo hasta en sueños. Tu rutina a la que te has enganchado en estos últimos tiempos se va a alterar irremediablemente y sientes ante tanto cambio un vértigo indescriptible.

Por un lado, eres afortunado porque tu meta es ya una realidad y, por otro, se despiertan todos los miedos que, silenciosos, siempre te han acompañado. Ese limbo entre deseo y temor puede ser el culpable de que el final de la novela se precipite hacia un desenlace nada memorable. De verdad que es tan malo dejar de creer en tu trabajo como las prisas por querer acabarlo.

No todas las narraciones son tan simples como para cumplir religiosamente el esquema de introducción, nudo y desenlace. Vamos a ir más allá. Toca desvelar al lector seis maneras que tiene el escritor de contar historias. Se trata de una serie de únicos arcos emocionales, que se aplican más al género dramático que al cómico, y que identificaréis en diferentes obras.

Inspirados en la vida de los dioses o en relatos contados de generación en generación, han trascendido en el tiempo y en el fuero interno de los autores hasta convertirse en verdaderos esqueletos emocionales. Su recopilación ahora se la debemos a un estudio de la Universidad de Vermont en Burlington, aunque a buen seguro que detrás de cada explicación reconoceréis los patrones de los que os hablo.

Desde que @Midyakri (Cristina Alfaraz) se unió a Literup me ha estado insistiendo en que le haga un curso sobre comas porque durante la corrección de La isla del escritor le moví la mayoría de ellas.

Como ella, varios usuarios han tenido problemas con el mismo tema. La principal causa es que en el colegio nos dijeron que una coma representa una pausa. Pero la verdad es que no es exactamente así. La lengua tiene sus propias normas sobre dónde sí y dónde no poner comas al margen de que a nosotros nos parezca que quede bien.

Todos queremos que el material que publicamos en redes sociales pueda llegar a un gran número de personas. Una vez que sucede comenzamos a hablar de contenido viral. A pesar de que el marketing viral no existe, al menos no de la manera en la que muchos piensan, se pueden tomar en cuenta ciertos factores para lograr un resultado similar a través de la publicidad de tu servicio o producto.

Evidentemente, también se trata de un gran número de patrones que influyen de una u otra manera para que una publicación pueda llegar a un público más grande. Lograrlo no significa que se tiene el éxito asegurado, sino más bien que las probabilidades de tener éxito son mucho mayores.

Amigo escritor, sé que puedes tener algunas manías en tu día a día. Entiendo también tu sed de reconocimiento y el anhelo porque tu trabajo se convierta en la obra de cabecera en nuestras estanterías. De verdad que me pongo en tu lugar e intento comprender. Lo que pasa es que en tu obsesión desesperada por hacer el próximo bestseller estás agotando la paciencia de los seguidores.

Permíteme que te diga que has llegado a ser lo más parecido a un robot o bot (que, por cierto, tanto usas) y has vendido por entero tu personalidad a cambio del halago fácil y de hornadas de fans que automáticamente te siguen sin conocerte y (voy más lejos) sin ni siquiera leerte.

Sabemos que entre los propósitos que cada año te marcas destaca por encima de todo el de retomar ese blog de escritor que hiciste una noche de euforia literaria. Sí, amigo, ese espacio que un día decidiste abrir al amparo de la creatividad y que ahora está abandonado a la deriva en el mundo de la blogosfera.

Tras meses de desencanto te preguntas una y otra vez qué es lo que falló de tan buen plan. Por más que lo intentas no logras que el proyecto remonte y al final el sitio web se convierte en un episodio pasajero.

Creo que tras haber pasado un tiempo prudencial ya me vais conociendo. Y sí, creo en las historias de héroes, pero también en las princesas autónomas y en lo que se puede aprender de un cuento. Soy muy crítica conmigo misma y tengo una curiosa relación de apego (tal vez demasiado) por las comas. Pero lo que seguro que no sabréis hasta esta confesión es que yo también he caído en los concursos estafa y en los premios literarios trampa.

No es ningún secreto que hay editoriales que viven de lanzar colecciones a base de la ilusión de los escritores. Bajo un pretexto sencillo y un eslogan atractivo, plantean el concurso. Este tendrá un premio en mayúsculas, pero también letra pequeña que no deberíamos de ignorar. La trampa será inevitable si no se detectan unas señales previas:

Hacerse un autor conocido no es tarea fácil. Podemos tener un blog que resulte el mejor escaparate para mostrar la creatividad, pero no será suficiente para alcanzar la deseada fama. Es cierto que al publicar contenidos tenemos ya la primera batalla ganada. Aquí estaremos ante la materia prima que da sentido a todo. Y entonces os preguntaréis, ¿qué es lo que nos faltará?

Sin duda la respuesta está en el alcance de la audiencia. A través de su aprobación sabremos si estamos o no en el camino acertado. Conseguir difusión de nuestro trabajo será el motor que nos lleve al reconocimiento. Por eso, se convertirá en fundamental el guestpost para llegar a tener notoriedad. Bajo este término hacemos referencia al denominado ‘post de invitado’.

Los bestsellers no se escriben de la noche a la mañana. Esto es una verdad universal junto con el hecho de que el principal obstáculo de un escritor a la hora de publicar reside en él mismo. El sacrificio de hacer un libro es inmenso. A veces realmente titánico. Pero también es cierto que muchos autores con sus propias costumbres añaden dificultades a esta ardua tarea.

Estamos entonces ante toda las famosas contradicciones en el escritor. Y es que existen miles de errores que explican la gran cantidad de textos olvidados sin ningún reconocimiento.

De un tiempo a esta parte nos hemos llenado de términos en inglés que se han convertido indispensables del día a día. Esto se acentúa todavía más si tenemos un blog. El marketing online está plagado de anglicismos. Es fácil que si eres nuevo, te encuentres rodeado de palabras que no te suenan a inglés, sino a chino.

No desesperes, porque esa sensación de no entender nada es universal para todos cuando nos adentramos en la blogosfera. Lo normal es que con el uso estas expresiones se incorporen en nuestro vocabulario de la forma más natural.