El escritor es una persona que siempre busca en cualquier lugar un momento de inspiración, algo que le ayude a sacar las primeras líneas de ese nuevo capítulo que lleva entre manos o, más que eso, salir del bloqueo que lo mantiene sin escribir durante semanas.
Es por ello que yo, como escritor, he encontrado en los juegos de mesa un buen recurso para desconectar y, además, pasar un buen rato con los amigos.
Aquí, en Literup, voy a realizar reseñas (si desconoces qué diferencias hay con una reseña, este artículo es para ti) sobre aquellos juegos que tengan algo que ver con la literatura y siempre desde mi propia experiencia con ellos. Primero, porque he sido presidente de una asociación de juegos de mesa durante 2 años y, segundo, porque tengo un pequeño problema con los juegos de mesa (preguntadle si no a mis compañeros de piso). Por ello, vamos a empezar con uno básico que a todo el mundo le encanta: Dixit.
¿Cómo se juega?
La mecánica original es sencilla: cada jugador cuenta con 6 cartas en mano y en cada turno uno es el narrador. Esta persona tiene que contar una historia (aunque puede ser una frase, palabra e incluso una canción) sobre una de sus cartas y la coloca boca abajo en el centro de la mesa. El resto de jugadores tiene que colocar una de sus cartas también boca abajo y que se adecue con la descripción que ha dado el narrador. Una vez colocadas todas las cartas se les da la vuelta y se votan en secreto, intentando adivinar la del narrador (el narrador, obviamente, no vota).
Así los jugadores ganarán puntos si aciertan la carta del narrador, además conseguir puntos extra si ha logrado despistar al resto de jugadores y estos han votado la carta que él colocó. Pero el narrador solo se lleva puntos si algunos de los jugadores aciertan. Si todos fallan o todos aciertan él no gana ningún punto, por lo que si sois narradores tenéis que ser un poco pícaros y no ser ni demasiado evidentes ni dar una pista que solo entendáis vosotros.
La baraja
Este juego trae unas cartas enormes con ilustraciones preciosas, aunque, para mi gusto, dirigidas a un público más infantil. Estas cartas pueden evocarte cualquier cosa y, lo mejor, es que cada persona es un mundo y allí donde tú veías una princesa atrapada en una torre tu compañero verá el asalto a la torre del mago, y así mil variantes para la misma carta.
He podido jugarlo con gente de todas las edades y los que más os van a sorprender sin duda son los niños, gracias a su imaginación. Pero, por supuesto, me quedo con las partidas que jugué con mis amigos escritores. A cada ocasión veíamos referencias a alguna novela y todas las pistas eran relacionadas con la literatura, desde el Dr. Frankenstein hasta Eragon, pasando por El Principito. Y así nos pasamos una noche entera.
Pero centrémonos en lo que importa. ¿Qué tiene de bueno este juego para escritores? El ejercicio mental de encontrar palabras que describan esas imágenes, el momento de tener que ver cuál es la mejor manera de definir una carta o intentar averiguar en qué estaban pensando tus compañeros para tratar de engañarte y que votes su carta. Así consigues activar de nuevo esa vena creativa.
La mecánica Literup
Antes os he contado cómo jugar al juego original, pero os voy a explicar una variante que he empleado ya diversas veces para sacar el máximo partido al juego: el Tarot Dixitero.
Primero te pones un límite de palabras o de páginas que quieras escribir. Dependiendo de este número tendréis que escoger del mazo al azar tantas cartas como se requieran y colocarlas boca abajo delante de ti. Por ejemplo, si quiero escribir un relato de 500 palabras con 4 cartas (una por párrafo más o menos) va bien.
Nos colocamos delante de la libreta o del ordenador, damos la vuelta a la primera carta y nuestro objetivo es que lo que nos inspire su dibujo quede plasmado en el relato. Una vez hayamos terminado el párrafo o creamos que ya la hemos exprimido lo suficiente pasamos a darle la vuelta a la siguiente carta, siempre enlazando esta nueva imagen con la historia escrita con anterioridad. Y así, sucesivamente hasta terminar con todas las cartas que hayamos cogido.
Una variante extra (a la que yo he bautizado como el ChronoTarot) es colocarte un temporizador para escribir, así bajo presión puede que veáis muchas más cosas de las que no os habíais dado cuenta antes.
Recordad que cuantas más cartas escojáis subís un punto de dificultad, así que sed consecuentes con vuestros actos.
Las cajas
Podéis compraros la caja básica, que os trae 84 cartas más unos conejitos de madera para contar los puntos y las losetas de votaciones. Otra posibilidad es compraros alguna de las cuatro expansiones (Dixit Quest, Dixit 3 o Journey, Dixit Origins y Dixit Daydreams) que también contienen 84 cartas, y haceros vosotros mismos los contadores y componentes. Así pues, con las cartas de la caja básica, todas las expansiones y si le sumamos el Dixit Odyssey (una variante de 12 jugadores) podéis haceros con… ¡504 cartas! Y además está previsto para 2015 una nueva expansión, Dixit Memories, con lo que tenemos ilustraciones para rato.
En resumen, una muy buena compra que como escritor no esperaba, pero que he conseguido sacarle un partido excepcional.
Nuestra pregunta
¿Qué otros juegos utilizáis para activar la imaginación y la creatividad literaria?
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3 Comments
Una variable interesante para escribir. Las imágenes del dixit dan muchisimas ideas al ser tan especiales. ¿Has publicado algo escrito con este método? Estaría bien leer el texto acompañado de las imágenes escogidas.
Muy buenas, EbaN. Pues la verdad es que no he publicado nada de lo que he escrito con este método, ya que lo he usado como ejercicio personal. Sí que es cierto que algunos de estos textos los he vuelto a mirar más tarde para darle una vuelta de tuerca y continuar la historia, pero no más allá de eso.
Espero que emplees esta técnica y te sea útil. ¡Un saludo!
Yo como os he comentado en vuestra cuenta de Twitter utilizo el juego de mesa “Érase una vez”. Mi mecánica es simple… cojo unas siete cartas y con esas siete cartas tengo que escribir mi historia. Es como un reto ;D