Sabemos que entre los propósitos que cada año te marcas destaca por encima de todo el de retomar ese blog de escritor que hiciste una noche de euforia literaria. Sí, amigo, ese espacio que un día decidiste abrir al amparo de la creatividad y que ahora está abandonado a la deriva en el mundo de la blogosfera.
Tras meses de desencanto te preguntas una y otra vez qué es lo que falló de tan buen plan. Por más que lo intentas no logras que el proyecto remonte y al final el sitio web se convierte en un episodio pasajero.