Literup os trae una nueva crítica creativa (si desconoces qué diferencias hay con una reseña, este artículo es para ti).
¿Hasta dónde pueden llegar las palabras? Pinceladas de Harmonía las estira, las retuerce y las deja tiritando. Para todos los que buscamos un reto de lectura y no somos capaces de conformarnos, este puede ser un buen comienzo.
Realizamos el sorteo de un ejemplar desde el lunes 29 de enero hasta el lunes 5 de febrero en nuestra página de Facebook.
Como en otras ocasiones, os recordamos que estas críticas se disfrutan más si se ha leído el libro o se está haciendo lectura simultánea, para poder entender todos los elementos que aquí se explican con el texto delante. Hay un enlace a Amazon para comprar el libro al final del artículo.
Empezaremos con una breve sinopsis:
En diecisiete pinceladas, José Luis Fernández Juan te invita a conocer el fascinante mundo de Harmonía con su cielo de violines y sus efervescentes habitantes vestidos de estrellas. Cuanto más los vayas conociendo, más los irás queriendo. Cuando cierres el libro, te seguirán acompañando.
Aquí nada es gratuito. Todo tiene sentido. Cada frase es una fiesta. En cualquier momento puedes encontrar la expresión más bella. Las palabras son mágicas, como sus juegos. Por su continente y contenido, Pinceladas de Harmonía se convierte en un libro eterno. Siempre podrás volver a releerlo para descubrir sorprendentes matices que lo convertirán en un texto nuevo. Y así sucesivamente. Si te animas, a buen seguro disfrutarás del arco iris de sus páginas con su deslumbrante gama de risueños colores.
José Luis Fernández Juan es escritor y profesor de Lengua y Literatura. Nació en Valencia, creció con los Beatles y se licenció en Filología Hispánica y Valenciana. Publicó Pinceladas de Harmonía en 2014 y El Diccionario de JLFJ el año pasado. Es un autor que se caracteriza por sus interesantes juegos idiomáticos, su humor y sus reflexiones a veces conceptuales y otras, un tanto surrealistas.
Los pros
Un gran dominio del lenguaje. Sinestesia y juegos de palabras
Aunque algo racional, la sinestesia aparece por doquier en Pinceladas de Harmonía. Olores que saben, acordes que impregnan y otros muchos conceptos sensoriales se ven revueltos en una mezcla explosiva que hace perder toda referencia conocida y abre la mente del lector:
“—Tus sonidos son ecos de nectarina”.
“—¡Qué declamación más expresiva y esponjosa!”.
“—En cuanto tenga tu arco iris electrónico te llamo”.
“—La melodía de mis ejercicios brota del aroma de mi alquería blanca y negra”.
Los juegos con las palabras son también constantes, demostrando un dominio del lenguaje muy elevado y casi perfecto. Pinceladas de Harmonía está cargada de lecciones de sintaxis plasmadas con gran ingenio:
“—Busco para mi casa un diálogo temporal entre pretéritos y presentes”.
“—Esto más que un diálogo parece un triángulo”.
“—Sin tilde la visión sería llana”.
Para terminar, es importante destacar la riqueza del vocabulario empleado en la obra. José Luis Fernández Juan nos recuerda palabras como arrobador, libar, cominería y tantos otros términos que parecen haber desaparecido de la jerga actual.
Un hilo argumental que engancha
El autor nos sitúa en un pueblecito, Harmonía, y se dispone a darnos las pinceladas que lo caracterizan. En cada capítulo nos presenta una situación diferente dentro de ese mismo escenario, representada por distintos personajes.
A medida que avanzamos vemos cómo esos mismos personajes son referenciados en otras situaciones por vecinos y amigos, creando la sensación de un vínculo de comunidad muy fuerte.
Crítica y humor
El autor hace además una crítica elegante y acertada sobre temas actuales como el arte moderno, el sistema laboral, el comercio o la gastronomía a través de la vida de la gente de Harmonía. Se enfrenta a estas ideas con humor e ingenio, con clara influencias de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, las metáforas de Federico García Lorca o las escenas de Dalí o Magritte.
Dejamos abajo unas líneas sobre las imperfecciones, que son “maravillosas peculiaridades de la personalidad”:
“Andomara, la madre, tiene los arcos de los pies colapsados; aun así, nunca le acomplejó el tener unos inmensos pies planos. No ve un problema. Ve en ellos fotogramas rodados en una sola toma que le entretienen las tardes de los domingos. Rodeada de familiares con tachas en los pies, disfrutan de entrañables sesiones de simpatía y empatía.
—Nuestras peculiaridades, lejos de retraernos o evadirnos, nos fortalecen y nos hacen tener los pies en el suelo”
Los contras
Una lectura compleja
Pinceladas de Harmonía no es un libro fácil de leer. Más bien lo definiría como una lectura para paladares exquisitos. La extrema conceptualización, los constantes juegos que el autor hace con el lenguaje y la atmósfera surrealista hacen que muchas veces el lector no pise suelo.
Sus composiciones son eclécticas y desorbitantes. Esto puede jugar una mala pasada a aquellos que busquen tierra firme. Para el autor hay muchas realidades, y cada una de ellas tiene su lienzo particular y su propio lenguaje.
“—¿Percibes tu realidad tan auténtica como la que interpretamos nosotros al probar tus melocotones?”.
Dificultades para aceptar la verosimilitud de los diálogos
Palabras extravagantes y coloquios casi imposibles en boca de personajes que difícilmente podrían tener tal dominio del lenguaje: humildes comerciantes, cocineros, profesores…
La gente de Harmonía sin duda habla con un estilo que poco tiene que ver con el de un modesto pueblo, incluso con el de un grupo de catedráticos.
Aunque es llamativa la utilización de este tipo de lenguaje y consigue un aura de surrealismo desbordante, es precisamente eso: surrealista.
La verosimilitud pierde fuelle y el lector debe hacer un trabajo muy importante de suspensión de la incredulidad y dejar de lado los convencionalismos.
“—En Harmonía, cualquier concepto de arte se extrae de medidas combinadas en harmonía. La influencia de nuestro cielo de violines resulta evidente.
—La atmósfera se impregna de acordes.
—Tiene bemoles.
—Me ha tocado la mejor parte; una al azar.
—No cocino con escalas de valores –aclaró Lisardo.
—¡Has tocado techo!
—Sin escalas. Tengo los brazos largos y las manos hábiles. Disfruto con la cocina y, por ende, con las bóvedas de la fantasía.
—Exquisita pitanza”.
Errores de formato
Pueden apreciarse fallos muy llamativos a simple vista. Por ejemplo, el uso de un símbolo para los diálogos que no es el adecuado (debe utilizarse el que se escribe con las teclas Alt + 0151 con el teclado numérico), el doble espaciado entre párrafos o la sangría al comienzo de una nueva sección. Estos errores hacen desmerecer la novela, y dan una sensación de descuido que choca con la meticulosa sintaxis.
Mi PoV
Pinceladas de Harmonía me ha gustado y no me ha dejado indiferente. He disfrutado su complejidad y su poesía, y al mismo tiempo me ha hecho reflexionar sobre muchos temas y valores de la actualidad a través de imágenes difusas y rompedoras.
Aunque, como comentaba anteriormente, no es una lectura sencilla, Pinceladas de Harmonía deja un sabor muy dulce y permite ir más allá de las simples palabras. Los juegos conceptuales y surrealistas que permite son en muchas ocasiones desternillantes, sus personajes tienen vida propia, y su trasfondo dice mucho más que palabras.
Nuestra pregunta
¿Creéis que es posible a día de hoy la creación de un estilo literario inédito?
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1 Comment
Nota del autor José Luis Fernández Juan. Excelente crítica creativa; rigurosa y aclaradora. Ideal para ayudar a comprender mejor la obra. Simplemente, un necesario apunte final: Respecto a los errores de formato que indicas como los símbolos de los diálogos, los dobles espacios o las sangrías (no más), comentarte que se justifican como una
“psicodélica experimentación”, advertida desde el prólogo ( 6º, 7º y 8º párrafos del mismo). Por tanto, no se han de interpretar como un “descuido”; al contrario, tienen que valorarse como un ejercicio de coherencia de acuerdo con la pretendida atmósfera surreal y totalizadora de la novela.