Escribir una novela no es nada fácil, especialmente si quieres conseguir un buen cliffhanger. Sin embargo, con nuestros artículos puedes reforzar todos esos puntos flacos de tu historia.

Pero ninguno te ayudará a mantener la intriga tanto como este. ¿No te lo crees? Sigue leyendo y cae por nuestro precipicio.

Cómo preparar un buen cliffhanger

Qué es un cliffhanger

Este término hace referencia a una técnica o artificio narrativo que se encuentra al final texto y que logra crear un gran interés e impaciencia por leer lo próximo. Se trata de abrir una puerta que tu lector desconocía.

Puede encontrarse en todo tipo de lugares narrativos. Especialmente al final de un capítulo o libro. Suele ser una situación que sorprende, ya sea por revelar algo sobre la continuación de la historia o por darle la vuelta a todo lo que aparecía hasta el momento.

El término se popularizó a finales de los años setenta en la televisión norteamericana. Era necesario acabar los episodios de las series con una escena impactante. Es, de hecho, con la disparatada serie de actores de Batman con la que se convierte en un habitual. Era tal la cantidad de episodios que acababan con personajes colgando de un precipicio que se convirtió en un tópico en sí mismo. Cliffhanger significa, literalmente, “colgado de un acantilado”.

Por eso es importante no confundirlo con un giro en la historia. Es necesario que sea un momento de gran tensión que se encuentra siempre en el final de la obra. George Cliffhanger Martin con su Canción de Hielo y fuego es un especialista. No en vano, nos deja en el final del primer libro con una madre de dragones desnuda y con tres hijos recién nacidos. Y en el quinto con un muerto muy inesperado apuñalado por manos amigas.

 

Cuándo usar un cliffhanger

Este tipo de gancho que atrae la atención del lector suele colocarse al final de un capítulo o libro. El motivo no es otro que crear esa expectación que hará que busque lo siguiente como loco.

Y es justamente ahí donde te recomendamos ponerlo: en el final de un libro. Especialmente si se trata de una saga, ya que ayudará a que tu lector busque el siguiente volumen. Como hizo J. K. Rowling en el final de Harry Potter y el Misterio del Príncipe, cuando nos enteramos de la orden de búsqueda y captura hacia los protagonistas. Claro que Rowling no necesita ninguna estrategia para que los lectores busquen como locos su siguiente libro.

Como no existe una longitud concreta, puedes crear un cliffhanger que ocupe casi un capítulo (o un epílogo, una técnica muy habitual) o una frase. Lo importante es dejar al protagonista en el precipicio, cuánto quieras dedicarle es cosa tuya.

 

Cómo dejarlos al borde del abismo

Aunque se trata de un elemento sorpresa para tu lector, el cliffhanger puede introducirse poco a poco en la historia, hacerlo creíble antes de que pase. Para ello tienes que pensar cómo vas a contarlo y conseguir un ritmo creciente, que potencie la emergencia de la situación.

En segundo lugar, ten en cuenta el lenguaje. Es posible que una narración barroca sea tu mejor baza, pero si quieres sorprender tendrás que reducirla para ese momento clave.

Pero, sin duda, el control de lo que no cuentas es lo más importante. Tienes que dominar el worldbuilding de tu novela completamente. Especialmente lo que escondes al lector. Es justo en este momento cuando has de revelar esa información.

 

Elementos narrativos del cliffhanger

Ya hemos visto cómo anticiparse al cliffhanger como escritor, pero es importante que también sepas qué herramientas narrativas puedes usar para ello.

Escenas anticipadoras

Ese tipo de momentos en que das pequeñas pistas a tu lector de lo que va a suceder son importantes para lograr la suspensión de la incredulidad en el cliffhanger.

Si tu cliffhanger va sobre de quién es hermano el protagonista, deberías citar varias veces en la historia que tiene un hermano del que el lector sabe muy poco.

En Juego de tronos se habla muchas veces de los dragones y que ya no viven, que los huevos de dragón de Daenerys no sirven de nada. El autor ha introducido muy sutilmente todo lo necesario. Las leyendas y los símiles entre ella y el dragón aparecen constantemente para que, llegado el momento, te lo creas.

 

Esa información vital

Ese dato que cambia toda la historia, todo el sentido no está escogido al azar. Por ello, el cliffhanger no es un elemento que puedas improvisar. Es una información vital para tu protagonista.

Hoy en día es complicado sorprender en una historia, así que tendrás que cuidar al mínimo detalle qué información vas a dar.

En la novela y serie de Liane Moriarty Big little lies, asistimos a una de las mejores obras de información aportada con cuentagotas. El final es sobrecogedor.

 

El obstáculo y el dilema

Hay dos extras a la hora de crear un cliffhanger y es que, por lo general, este precipicio supone un nuevo problema para tu protagonista. Al fin y al cabo es, como diría Phoebe Buffay, una información completamente nueva.

Además, es probable que suponga algún tipo de dilema ético. Ten en cuenta que con este punto nuevo abres un horizonte distinto del conocido por tu personaje, lo que provocará desasosiego y dilemas que han de ser solucionados en el siguiente tomo.

 

Más viejo que el hilo negro

Aunque asociemos el cliffhanger a las series o películas de acción, en realidad se trata de un recurso bastante tradicional en la literatura. Sin ir más lejos, en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Cervantes nos deja a medias cuando retrata a su protagonista enfrentándose a un escudero vizcaíno. Cuando comienza el siguiente todo ha acabado.

Otro autor clásico que utilizaba esta técnica era el imprescindible Dostoievski en Los demonios.

Cómo preparar un buen cliffhanger

Nuestra pregunta

¿Cuál es tu ejemplo perfecto de un cliffhanger?

Author

Llovía, nací, crecí e hice Periodismo. Escritora de 'La gelba' y vikinga en mis ratos libres desde hace 27 años. En mi blog 'Adriana Tejada. Escritora', me peleo con el #RetoRayBradbury. El resto del tiempo bebo agua, vendo libros y acoso a perros. Mother of Beagles.

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