Una vez más, Literup os trae una nueva crítica creativa (si desconoces qué diferencias hay con una reseña, este artículo es para ti).
Os presentamos Un día perfecto, una novela corta que nos ayuda a valorar nuestra cotidianidad.
Realizamos el sorteo de un ejemplar dedicado desde el sábado 12 de septiembre hasta el sábado 19 de septiembre en nuestra página de Facebook.
Como en otras ocasiones, os recordamos que estas críticas se disfrutan más si se ha leído el libro o se está haciendo lectura simultánea, para poder entender todos los elementos que aquí se explican con el texto delante. Hay un enlace a Amazon para comprar el libro al final del artículo.
Haciendo una breve sinopsis:
Desde que Luis se levanta parece que todo el universo se haya aliado para hacer que su día sea perfecto: estrena coche nuevo, realiza una venta millonaria, su jefe le ofrece un ascenso… Hasta que una cruel noticia le devuelve a la realidad de una bofetada.
Kico Anguís es un escritor madrileño de 36 años que nos presenta su opera prima después de que la editorial Entre Renglones encontrara su blog y quedase cautivada con sus relatos cortos. Desde principios de años, tres meses después del lanzamiento, ya se está distribuyendo la segunda edición de Un día perfecto. El autor está preparando una antología de los textos de su blog, así como su segunda novela.
Los pros
Esta novela realista se centra en el día a día de un vendedor de campañas de publicidad. Desde que se despierta observas las maravillas de la cotidianidad; cómo, cuando estás de buen humor, parece que hasta los parabrisas de los coches bailen a tu son.
Uno de los elementos positivos del libro es la reivindicación de las pequeñas alegrías que experimentamos todos los días, como tener cinco minutos más para desayunar, no encontrar tráfico de camino al trabajo, realizar una venta que ya dábamos por perdida…
“Cuando se preparó para afeitarse se acordó de que era viernes. No tenía que ir de traje ni tampoco tenía que afeitarse. ¡Qué maravilla! Estas pequeñas alegrías son las que hacen que la vida merezca la pena…“, página 7.
El ritmo
A medida que avanza la novela adquiere un ritmo trepidante. Está muy bien controlado el tempo, comenzando con un ritmo lento hasta que la narración avanza a toda velocidad.
Asimismo, esta novela es un ejemplo de que no es necesario tener un vocabulario formal, casi solemne, para escribir un relato. Ese estilo pomposo se acabó. Ahora los lectores disfrutan con un lenguaje que se entienda, con palabras cultas, pero que no te obliguen a tener que estar consultando el diccionario continuamente.
“Una desviación porcentual en un proyecto de varios millones podía significar la diferencia entre obtener beneficios o salvar los muebles“, página 15.
Claro está que cada relato requiere un vocabulario acorde. Sin embargo, en este caso es el correcto sin duda.
Otro aspecto que llama la atención es la sensación de estar leyendo un libreto en lugar de una novela. Es muy gráfica y no es difícil imaginarse lo que va ocurriendo. De hecho, creo que como obra de teatro funcionaría a la perfección, debido a las pocas anotaciones del espacio que hay.
El autor sabe escoger la comparación adecuada para ilustrarte lo que pretende:
“Arrancó y el motor sonó como un gato grande esperando que lo acaricien, y así lo hizo”, página 8.
O simplemente escoge decir la verdad, esa que difícilmente reconoceríamos delante de otros:
“Luis regresó a su despacho y se recostó en un sillón. Reposó el cuerpo hacia atrás y respiró hondo. No pudo evitar sonreír como nunca antes lo había hecho. Fue la sonrisa más sincera, desenfadada y carente de humildad de su vida“, página 12.
El final
Otro de los puntos fuertes es el final: es claramente abierto y permite al lector interpretar a su modo de ver qué motivos llevaron al asesino a matar a ese personaje.
Y es que el autor sabe jugar con la intriga. Hay un momento en el que el corazón se te acelera cuando comienza a dudar sobre si las cuentas son correctas o no (aunque confunde tanto falta, sobra, etc., podría explicarse mejor).
Te deja pistas falsas, como que el correo de la aprobación formal de la propuesta Lindsay no llega, pero al final no tiene mayor relevancia y en realidad consigue que estés alerta.
Los contra
Como hemos comentado, Un día perfecto ya va por sus segunda edición. Sin embargo, os sorprenderá al abrir esta edición encontrar que no existe un criterio de uniformidad a lo largo del relato, y que hay bastantes errores y erratas.
Así que, tal y como hicimos con la crítica de La caída del Inmortal queremos separar los errores que son propios del escritor, y los que son por descuido o desconocimiento de la editorial.
El argumento
Ya hemos comentado que su final es un punto fuerte por el hecho de dejar que sea el lector quien lo complete, pero el resto del relato no nos presenta nada nuevo. El narrador dice en dos ocasiones “eh, que esto es como una peli de polis”.
“A Luis le pareció estar dentro de una mala película“, página 27.
“-Ha habido cambio de planes, señor Vargas- dijo uno de los dos agentes, como si estuviera en una película de policías“, página 37.
Puede recordar a una película de suspense de sobremesa, con la diferencia de que los protagonistas tienen nombres españoles y que ese patriotismo desbordado se traslada a aquí:
“-Son muy buenas noticias. Hace que España esté la primera en el índice de expansión, índice de ventas y beneficios en términos absolutos dentro de la firma. Y gracias a ti”, página 11.
Lo que en realidad está haciendo el autor es nutrirse de referencias conocidas como son los tópicos de estas películas y las traslada a su novela. Por eso las fórmulas no sorprenden, porque las hemos visto tantas veces que hasta él mismo te lo indica, quizás de manera inconsciente.
Fallos de engranaje
Los diálogos pueden sonar típicos y no causan el efecto que se desearía:
“-Yo soy un ascua y vete calentando tú porque en quince minutos estoy en tu casa- dijo mientras se levantaba y cogía la chaqueta”, página 20.
Toda la parte de la conversación con los policías cuando han encontrado a su mujer resulta inverosímil debido a la falta de tacto que tienen, ya que le dejan incluso llamarla por teléfono sabiendo que no podrá contestarle.
Además, todo el numerito que monta de no querer contar que estaba con la amante se alarga durante páginas y páginas, desde la 25 hasta la 46, y produce sensación de encallarse el relato.
Varias veces repite que todo era perfecto, “hasta la cafetera…”, como si le hubiera hecho más ilusión que su coche nuevo y el ascenso.
El final tiene lagunas y no resulta creíble que pueda escaparse tan fácilmente de todo el embrollo.
Justamente lo que debería hacer sería romper con estos estereotipos y buscar su propia voz. Es un error bastante común en escritores noveles, los cuales reproducen elementos existentes a falta de conocimiento para crear nuevos. Algo que solucionará fácilmente con la experiencia que otorga el tiempo.
El estilo
No hay diferencia entre la voz del narrador y del protagonista. Ya hemos comentado en otras ocasiones que es uno de los elementos más complicados de controlar por un escritor. En esta ocasión se detecta, no solo por el vocabulario, longitud de las frases, estilo, tono…, sino por la repetición de frases:
“Cierto que de haber conseguido cerrar esa venta le habría situado en la banda superior de la evaluación y le habría supuesto un buen pellizco, pero ya no contaba con él”, página 6.
“-Tomás, vas a acabar avergonzándome. Solo se trata de una venta más. Cierto que algo importante, pero solo otro grano de arena”, página 12.
El libro tiene abundancia de palabras repetidas en el mismo párrafo. Puede ser un recurso utilizado a propósito para crear monotonía o indicar la falta de lenguaje del narrador, pero desentona en un relato que va adquiriendo un ritmo tan rápido y tiene un narrador omnisciente.
“La voz de la radio lo despertó, evidentemente eran las 7:00 de la mañana. Así tenía el despertador, para que sonara justo a las 7:00 […]
-Así que son las 7:00 de la mañana y hoy será un gran día”, página 5.
Hay otro ejemplo en el que en un mismo párrafo de siete frases hay un “asiento” en casi cada una de ellas.
También hay que tener especial atención en los demostrativos y los adverbios temporales, “aquí”, “ahora” y “hoy”, ya que es un relato en pasado y descoloca al lector.
“Además el día era corto ¡Era viernes! Hoy salía a las 15:00″, página 7 (y falta un punto detrás de “corto”).
Descontroles
Tampoco hay un control del tiempo verbal. En un momento concreto el relato está en presente durante un párrafo y luego vuelve al pasado.
“Sentado en su despacho, aparentemente más tranquilo, Luis mira el reloj, el teléfono y marca.
-¿Hola?– Dice una voz femenina, gratamente sorprendida y melosa.
Luis permanece en silencio.
-¿Puedes hablar? ¿O es este otro numerito de esos en que yo te cuento cosas interesantes mientras estás en una de tus reuniones?
-¿Hablar?- interrumpió bruscamente- ¡Podría volar!”, página 19.
Lo mismo ocurre con uno de los pensamientos del personaje, que debería estar en presente, pero parece que sea la voz del narrador.
«“¿Cómo que si le parecía bien? ¿Acaso había que confirmar algo?”, pensó», página 10, (aunque sea algo que depende de cada editorial, lo normal es que en España se prefiera las comillas dobles latinas que las inglesas).
El pacto con el lector se rompe con el narrador, ya que aparentemente es un narrador equisciente, pero en la página 14 hace un amago de saber lo que piensa Pedro, el colega del protagonista, y a mitad de libro el narrador abandona a Luis y se centra en el abogado de derecho mercantil, luego en el otro abogado, luego en los policías…
La responsabilidad de la editorial
Como ya hemos mencionado, la mayor parte de los errores de la novela se podrían haber evitado por parte de la editorial. Hay gran cantidad de faltas de ortografía que denotan un gran descuido (o desconocimiento) del corrector de la novela.
Los verbo dicendi son un claro elemento identificador de si un escritor o corrector conoce en profundidad el idioma con el que trabaja. Están incorrectamente escritos, de una manera aleatoria, ya que a veces dejan espacio antes del guion, otras no, otras va en mayúsculas…
“-Sí– Dijo sin añadir comentarios en este caso”, página 11.
“-¿Y bien?– Su jefe le despertó de su ensoñamiento”, página 12 (“ensoñamiento” no aparece en la RAE, no existe. Sería “ensoñación”).
Las rayas (y no guiones, como veremos a continuación) deben ir pegadas a las acotaciones en lugar de al diálogo.
Otro elemento que denota la falta de experiencia de la editorial es el uso de guiones en lugar de rayas en los diálogos, pero sí en las acotaciones (como se puede comprobar en el ejemplo anterior), que además casi no existen y dificulta saber qué personaje está hablando.
Siguiendo esta línea, nos encontramos con errores a la hora de reflejar los pensamientos del protagonista.
“-Así que son las 7:00 de la mañana y hoy será un gran día , -“a ver si es cierto”, pensó“, página 5. No se nos ha colado un espacio entre “día” y la coma. Está copiado tal cual aparece en el libro.
“¡Ahí tienes la coartada! Pensó Alfredo”, página 44.
Las comas
Siempre hacemos mucho hincapié en los vocativos, porque es otro identificador. Y nos hemos encontrado con que a veces están bien escritor y a veces no.
“Hola chavalote, soy Tomás”, página 10.
Hay una gran cantidad de comas que faltan. Sobre todo cuando se trata de frases explicativas y su ausencia las convierte en especificativas.
“Camino del coche se metió la mano en el bolsillo y por unos segundos algo no le cuadró, hasta que recordó que su mujer había recogido el coche nuevo que él aún no había estrenado y le había metido las llaves en el bolsillo del abrigo”, página 7.
Tal y como está escrita la frase significa que hay mínimo dos coches: uno nuevo que él aún no había estrenado y otro(s) que sí.
Otro error grave es la separación mediante una coma del sujeto y el verbo.
“La verdad es que con su nueva posición en la empresa, podría ponerse una en su propio despacho, pero ya no le haría falta”, página 13.
Erratas variadas
Asimismo hemos encontrado algunos errores con palabras confundidas por otras: “hacia” en lugar de “hacía”; “envió” en lugar de “envío”; “frio” en lugar de “frío”; “mientas” en lugar de mientras; “bacante” en lugar de “vacante”, (mujeres que adoraban al dios Baco); “abalado” en lugar de “avalado”; y un “púbico“.
“-¡Pedro! Pues, efectivamente, hay cosas que celebrar– por ahora debía mantener en secreto lo de su promoción hasta que se hiciera púbico, pero la venta si se podía comunicar”, página 13 (el “si” debería llevar tilde).
También hay faltas que difícilmente se desconocen. Hay varios “éste” y “sólo“, que ya no son correctas, ya que la RAE recomendó eliminar el acento diacrítico y se armó mucho revuelo.
La mayoría de pronombres interrogativos no están tildados; los neologismos no aceptados por la RAE, como email, no están escritos en cursiva.
“-Me parece que tú quieres celebrar algo distinto porque lo que digo es que ya nos han puesto la nueva cafetera, ¿quedamos en la cafetería y me cuentas que quieres celebrar?”, página 13.
Algunos de los descuidos que hemos detectado han sido los siguientes:
“-Luis guardó silencio por un momento y el abogado dejó que pensara la respuesta”, página 35.
“Hubo un momento de silencio.
-¿Luís? ´- insistió su amigo”, página 27.
“Antonio de (se) levantó y deambuló por la sala, deseando salir y hacer mil preguntas, pero sabía que debía esperar”, página 30.
“-Sí, tengo mucho. No sé quién me ha cogido entes el teléfono, así es que no le he dado detalles”, página 42.
Hay una frase que tiene tantas faltas como palabras:
“-Si claro, dime donde estas”, página 27.
Asimismo, nos gustaría aprovechar para remarcar que el libro electrónico (formato en el que lo leímos) está mal formateado y no se adapta a la lectura en ebook.
Mi PoV
Sinceramente, este relato encajaría más en una antología o una obra de teatro que en una novela corta que se vende de forma individual. En general, es una historia que podría funcionar como película policíaca, ya que sigue los mismos patrones, pero le falta ese punto de originalidad que hace que sea una historia única.
Está bien planteada, sigue un buen ritmo, se detiene mucho en los pequeños detalles cotidianos, pero el final resulta inverosímil y, aunque permite que el lector lo concluya por sí mismo, tiene que hacer un esfuerzo por creérselo.
Sin embargo, esta novela es muy recomendable para aprender a jugar con el tempo y la intriga, necesario principalmente en las novelas policíacas o de género negro.
Nuestra pregunta
¿Cómo controláis el ritmo de vuestro relato?
7 Comments
Estas críticas están muy bien para aprender qué es lo que no hay que hacer, pero creo que esto es pasarse. Por lo que describes, Meri, este libro parece que no ha sido ni corregido, y me parece una falta de respeto del autor y la editorial a todos los lectores. Muchas gracias por la reseña y a seguir así, sois geniales 🙂
Imagino que tanto la editorial como el escritor lo han hecho lo mejor que han sabido. Ambos son nuevos en el mundo editorial, pero, tal y como menciona Audrey, es muy importante remarcar el producto que me han hecho llegar para criticarlo y su estado. Daba la sensación de no ser un producto final apto para la venta.
Sinceramente ha sido muy difícil escribir la crítica porque, aunque entiendo la delicada situación del escritor, las editoriales tienen que ser más exigentes con lo que venden porque sino perjudican a sus autores y a sí mismas.
Muchas gracias por comentar, Perry 🙂 ¡A seguir escribiendo!
Pues a mí me parece genial y necesario desglosarlo todo. De este modo el autor estará más pendiente de estos fallos en el futuro y la editorial se dará por enterada (ojalá). Porque en los tiempos que corren la calidad debería importarnos más a todos, incluidos los lectores.
¡Enhorabuena, Meri!
Muchas gracias, Audrey. Nuestra intención siempre ha sido ayudar a ambos, aunque entendemos que el mayor perjudicado con esta crítica es el escritor. Las editoriales deberían exigirse más en referencia al producto que venden. Bueno, qué te voy a contar si tú de esto sabes más que nadie.
Un abrazo y, ¡a seguir escribiendo!
Implacable, minuciosa….escrudriña hasta la última coma mal puesta. Desde luego, si quieres aprender de los errores que has cometido, repasar un escrito, Meritxell es la persona…si es que realmente deseas aprender y estas preparado para aceptar su crítica. Yo he sufrido en carnes propias su escarnio y he aprendido mucho.
Hola
he dado con vuestro blog por casualidad y la verdad es que está muy bien. Quería comentaros dos cosas, que aprovecho este libro que he leído por vosotros para comentarlo. La primera es que como no quería leer la crítica antes de el relato, no vi que tenias el enlace a AMAZON al final. Así que lo compré directamente. No sé si habrá mas gente que haga lo que yo pero creo que quizás, convendría poner el enlace de afiliado al principio.
Y lo segundo es que , efectivamente, me he llevado una pequeña decepción por el formato del E-book. Ha sido una lectura nada placentera ya que el formateo es horrendo. Hacía muy difícil engancharse al relato por que estaba todo el rato que he leído el relato fastidiado con el formato y pensando que he pagado unos 5 euros por algo que parecía que no le habían dedicado ni el más mínimo cuidado.
Respecto a la crítica que haces y al relato en sí, me parece muy acertado. Como lector, el relato me ha parecido muy forzado. De hecho, la “sorpresa ” final se adivina de manera sencilla y deja de ser sorpresa. Estoy de acuerdo en que el final es flojo y que el relato tiene poca fuerza. La verdad es que poco puedo decir de positivo y quizás la razón sea la que decía en un principio, un formateo horrendo que hace que la lectura sea un tormento.
Muchísimas gracias por tu comentario, Helios. El enlace lo tenemos puesto al final porque nos parece muy violento tenerlo al principio. Pero pensaremos cómo poder avisar a los lectores antes de que se metan de lleno en la crítica.
Me alegro de que te haya gustado la crítica. Esta, en particular, fue muy dura hacerla porque el autor saldría perjudicado cuando la editorial también era responsable. Pero teníamos que hacerla, teníamos que remarcar el poco cuidado que se había tenido con el producto.
De nuevo, mil gracias por tomarte la molestia de dedicarnos un ratito 🙂