No todas las narraciones son tan simples como para cumplir religiosamente el esquema de introducción, nudo y desenlace. Vamos a ir más allá. Toca desvelar al lector seis maneras que tiene el escritor de contar historias. Se trata de una serie de únicos arcos emocionales, que se aplican más al género dramático que al cómico, y que identificaréis en diferentes obras.

Inspirados en la vida de los dioses o en relatos contados de generación en generación, han trascendido en el tiempo y en el fuero interno de los autores hasta convertirse en verdaderos esqueletos emocionales. Su recopilación ahora se la debemos a un estudio de la Universidad de Vermont en Burlington, aunque a buen seguro que detrás de cada explicación reconoceréis los patrones de los que os hablo.

Seis maneras de contar historias

1. El ascenso o sueño americano

No hay un argumento para un relato que cause más debilidad al escritor que el ascenso. En él, la historia avanza partiendo de un inicio de pobreza para alcanzar el famoso final feliz. Si somos materialistas (y también realistas), entenderemos que ese colofón lo termina dando la riqueza.

Son historias que reflejan esperanza y devuelven el sentido de la justicia que tantas veces damos por perdida. En este arco emocional podemos encuadrar la figura de Aladdín, que de orígenes más que humildes termina como futuro sultán y con la princesa totalmente conquistada. El claro ejemplo de lo que es un ascenso imparable.

Los seis arcos emocionales para contar historias

2. La caída o tragedia

Dentro de las posibilidades que ofrecen estos únicos arcos emocionales, el de la caída es el que nos lleva directos a un desenlace fatal. Su evolución pasa de la riqueza a la pobreza, por ejemplo. El destino de los protagonistas se precipitará sin piedad hacia el abismo.

El autor que por antonomasia mejor representa este esquema de ficción es William Shakespeare con obras como Romeo y Julieta o Hamlet. A través de sus tragedias, se alimentarán las obras de diferentes disciplinas. La danza, pintura, literatura, cine u ópera a lo largo de la historia han plasmado numerosos autores.

Los seis arcos emocionales para contar historias

3. El renacido

El hilo conductor que encontramos dentro de este arco emocional comienza con el protagonista en la cúspide del éxito. Sin embargo, su bonanza y buena estrella tendrán los días contados. Tras un periplo de calamidades terminará renaciendo cual ave fénix. El hombre en el agujero nos da la pista de que estamos ante una caída que experimentará una inevitable subida.

En este tipo de historias de superación llegamos a ver la figura del héroe que vence los obstáculos en su arduo camino. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en La Odisea de Homero con la constancia de Ulises por regresar a Ítaca.

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4. Ícaro

Ante este planteamiento nos encontramos con un protagonista que comienza su andadura con un tropiezo. A partir de aquí todo va en aumento. Los vaivenes del destino serán los que le conduzcan a un final de caída sin freno. Está inspirado en el relato de la mitología griega y es una historia de superación ante los impedimentos. El protagonista cree que puede cambiar su suerte. No se rinde, pero la concatenación de una serie de hechos será siempre su mala suerte.

A diferencia de la caída, el protagonista empieza su periplo de aventuras de forma desdichada. Estamos en la lucha constante por enfrentar adversidades, pero que no logra en la realidad su propósito de remontar. La tensión aumenta gradualmente hasta presentar el peor de los desenlaces.

Los seis arcos emocionales para contar historias

5. La cenicienta

Resulta la opción más atractiva para los lectores. Esto se debe a que siempre es agradable encontrarse con el arco emocional que representa la subida, con la posterior caída para finalmente ponerse en pie.

No hace falta ser un genio para saber que está inspirada en la historia de la desventurada joven que termina como criada para su madrastra y hermanastras. Cuando parece que ya no hay salida a su situación, se le presenta un golpe de suerte convertido en baile y un hada madrina dispuesta a hacerla toda una princesa.

Las envidias la llevarán a un nuevo encierro. Al final, un fortuito zapato que se pierde unido a la conexión amorosa hará de la triste historia todo un cuento de hadas.

Siguen este patrón tan aceptado las clásicas novelas de Charles Dickens con Oliver Twist o Cuento de Navidad.

Los seis arcos emocionales para contar historias

6. Edipo

Este mito da como resultado un camino escarpado desde el principio. Parte de una caída para lograr una ligera subida y finalmente alcanzar el desenlace dramático. Normalmente la historia se ve envuelta por una promesa inicial y altas dosis de mala suerte que dificultan los objetivos del protagonista para mantener un equilibrio.

Lo curioso de este arco emocional es que, a sabiendas de que es de los más trágicos, causa especial atracción entre los lectores. Sirve de ejemplo de identificación ante la toma de malas decisiones y sus correspondientes consecuencias.

En Cien años de soledad Gabriel García Márquez utiliza este arco emocional para presentar las relaciones de una familia (algunas incestuosas), sus objetivos y cómo ellos mismos trazan su propio destino destructivo.

Los seis arcos emocionales para contar historias

La importancia de los arcos emocionales

No hay un código férreo que nos diga qué tenemos que seguir a la hora de hacer una narración. La presencia de un esquema es una manera muy útil de enfrentar la historia. Ayuda a presentar unos personajes que pasan por diferentes estados a lo largo de su andadura.

Lo habitual será encontrarnos una combinación de diferentes aspectos de los arcos emocionales para enriquecer cualquier obra. Es un recurso muy valorado que permite ganar lectores casuales al hacer más amena la estructura general.

Y aunque no exista un único camino para trazar el sentido de una novela y siempre podremos (y es más que recomendable) dar algún giro inesperado, siempre será todo un acierto seguir los arcos emocionales que son tan populares entre el público.

 

Nuestra pregunta

¿Con qué arcos emocionales te gusta más encontrarte en una novela?

Author

30 años. Periodista y escritora de vocación. Cofundadora de La vida de color caoba, un espacio perfecto para que las letras e ilustraciones bailen en armonía. Escribir es una forma de vida, ver el mundo con detalle para poder enseñárselo a los demás.

5 Comments

    • Nos alegra mucho que te haya interesado el artículo. Es curioso cómo escogemos los patrones de emociones según la historia y le damos nuestra mejor versión.
      Saludos

  1. Ángel Gabriel Reply

    Es interesante el tema, considero que mi novela de Palestina Sangriento, esta contextualizada dentro del punto 4 del Icaro. ya que inicia el protagonista con una gran cantidad de dificultades desde su niñez, trata de superar la adversidad, logra las metas que se propone, y termina falleciendo en manos de unos asesinos que él conoce. Tiene un final trágico

    • Por lo que nos cuentas del argumento sí que sería el arco emocional de Ícaro. Este representa la constancia, inteligencia y adversidad ante un problema que al final no encuentra solución.
      Estoy segura de que será un gran trabajo. A ver si amplío en verano mis lecturas e incluyo está nueva adquisición.
      Saludos

  2. Muy interesante el artículo, sobre todo como reflexión sobre cómo escribimos.

    A mi modo de ver son unas trayectorias muy esquemáticas, no todas las novelas son bidimensionales, no siempre está claro quien es el protagonista ni si su desgracia a lo mejor supone un final feliz pues permite a otro personaje lograr su “triunfo”, etc…

    Pensando en ello, no acabo de encajar una de mis novelas en ninguna de las categorías, si el final es abierto, por ejemplo… ¡!

    Me ha dado que pensar. Gracias por compartir.

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